Día del Recolector de Residuos – 22 de Marzo
La historia del compañero trabajador que perdió sus piernas y logró salir adelante
Maximiliano Acuña trabajaba como recolector de residuos cuando sufrió un accidente que le hizo perder sus piernas. Luego de ese hecho su vida cambió, pero siempre tuvo en claro que quería salir adelante
El 22 de marzo de 2016 Maximiliano comenzó el día arriba del camión recolector en el que trabajaba, en Buenos Aires, desde hacía cuatro años y medio. Había conseguido ese trabajo después de dos años de espera, pero logró ingresar gracias a un cuñado que “lo hizo entrar”. En ese entonces, su jornada laboral comenzaba a las 21 y seguía hasta las 4 de la mañana. Sin embargo, esa primera noche de invierno marcó un antes y un después en su vida.
Un encuentro con Dios
Maximiliano dice que cuando estuvo inconsciente tuvo un encuentro con el Dios en el que cree y al mismo al que le preguntó por qué a él. “Yo me encontré con Él y me dijo que tenía otro propósito en la tierra, que no era el momento de irme. Y así como Jesús se despertó al tercer día, yo también lo hice”.
Luego de su accidente perdió mucha sangre y sólo quedaba esperar un milagro. Necesitó cuatro transfusiones de sangre, y pasó por tres paros cardíacos. “A mis padres le habían dicho que tenía el 90% de probabilidades de muerte. Los médicos le dijeron que no podían hacer nada, sólo quedaba esperar. Al quinto día ya estaba internado en sala común. N adie entiende cómo paso. Al perder una pierna, perdí mucha sangre”. La recuperación fue muy dura, pero Maximiliano tenía un objetivo claro en mente: salir adelante.
Su encuentro con el Papa Francisco
Luego del accidente, Maximiliano gestó una relación muy profunda con ciertos sectores sociales. Conoció a Gustavo Vera, conocido como “el amigo del Papa” quien fue el gestor de su encuentro con el Pontífice argentino. “Él se conmovió muchísimo con todo lo que estaba pasando y me llamó por teléfono cuando estaba yendo a un reconocimiento en la legislatura porteña“.
“Me suena el teléfono y me dice ‘le habla Francisco Bergoglio’. Yo sabía el nombre, pero me descolocó el apellido. No podía creer esa comunicación. Me avisó que Gustavo le había comentado mi historia y que había quedado conmovido. Entonces me llamó para darme fuerza y aliento. Y me dijo que no todo está perdido“, contó en exclusivo para Aire Digital. Luego el 8 de noviembre estuvo en Roma y pude conocerlo.